domingo, 16 de enero de 2011

Belén Esteban no es tonta


Si un político dice que las necesidades y la presión internacional hacen que se tenga  que exigir una subida de impuestos o la congelación de tu salario, sencillamente, no te está diciendo que por su culpa o por las gestiones realizadas por el gobierno anterior implican que pague el más débil, no el rico. Esa sería una ligera verdad. Una pequeña verdad. Pero conviene no decir las cosas tal y como son. Sobre todo en política. En otros entornos, es algo fundamental e incluso va más allá. Imagínate que un gran supermercado, por ejemplo, Carrefour, se dedique a promocionarse  a través de anuncios televisivos que informan al consumidor de que la marca francesa se enorgullece de haber evitado que 9000 toneladas de CO2 ensucien la capa de ozono al haber eliminado las bolsas de plástico de sus centros (las bolsas gratuitas, claro). Por lo tanto, siendo uno de sus clientes, tú debes sentirte orgulloso.


Es maquiavélico.

Aunque usar la excusa del cuidado al medio ambiente para ahorrarse 4 millones de euros al año, cobrarte a ti como cliente por otras bolsas que venden, pagar anuncios televisivos con los beneficios que les proporcionas para reírse en tu cara, y que nadie diga nada, sin duda es lo que a mí me impresiona realmente.

Que ING Direct imponga con sus anuncios el lema de no ahorrador o ahorrador - como si esa condición fuese la única forma de ser feliz en la vida- también es deplorable, triste y patética.
Nombro a Belén Esteban en el título porque nos solemos quejar de ella a todas horas. Que si es tonta, que si no se merece salir en portadas de medios “serios”, que si es lo peor, blablablá…

Y yo creo que en todo esto, los tontos somos nosotros. Creemos ser inteligentes. Creemos ser listos, y en el fondo somos auténticos imbéciles. Por creer. ¿Por querer creer? No lo sé.


Lo que sí sé, es que Belén Esteban es tan lista como el que diseñó las campañas de ING o de Carrefour.


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