jueves, 16 de diciembre de 2010

El ex presidente de altos vuelos

Puente de diciembre. Sábado.

Mientras sufro en mis propias carnes el desplante que osan provocar varios profesionales del sector de control aéreo español, leo que Diaz Ferrán (ya sabéis, el arruina-empresas,  ladrón de sueldos y amaña-concursos públicos, y, de manera accesoria ex presidente de la CEOE, el organismo que se supone debe dictar el savoir faire de las empresas del país) se dio de alta en la compañía que “compró” Viajes Marsans. O sea, que la empresa compradora -que venderá Marsans tras su ruina a manos del propio Ferrán- no solo dio de alta a su destructor, sino que le pagó en concepto de sueldo unos 115.000,00 euros. Por supuesto, tras la baja, emitió un finiquito de cerca de 20.000,00 euros.

Y yo pregunto: ¿estamos todos locos? ¿Qué nos falta por ver? ¿A Ferrán metiendo la mano en la caja en un vídeo cutre de seguridad? ¡Si ya lo ha hecho y nadie es capaz de hacer nada! Y aunque nuestro sistema jurídico lo intente, ¿de verdad creen que ese señor iría a la cárcel? ¿Cuánto tiempo podría pasar antes de que un tribunal dicte sentencia en su contra? Tres, cuatro, ¿siete años? ¿Cuánto dinero se gastaría del heraldo público en dicha misión? Tres, cuatro, ¿siete millones? Y sobre todo, cuánto tardaría el señor Ferrán en salir a la calle, si es que algún día conoce el interior de una celda? Pues por ahora, la jueza encargada del caso "Marsans" le ha quitado 600 euros de su cuenta bancaria. Ya solo debe unos 400 millones a los proveedores y empleados -hoy en paro-, por no mencionar a los miles de pasajeros y clientes estafados. 


Pero hoy su preocupación es saber si, desués de haber sido obligado a dimitir de su cargo en la CEOE, podrá sentarse en el sillón de Presidente de la Fundación del mismo nombre.


Me parece senillamente alucinante que gentes de esta calaña puedan pasearse por la calle de manera impune. En otros parajes, se lo habrían quitado de en medio rapidito. Y probablemente no muchos le echarían de menos.

Y aunque no es mi deseo parecer (del todo) un pro ajusta-cuentas, sí que, porque sí, a todos le deben pasar por la cabeza ideas asesinas. De otro modo significa que el mundo es más bueno de lo que parece. Y eso no me lo creo.

¿Se acuerdan ustedes del accidente aéreo de hace unos años en espacio aéreo suizo? Un Boeing de la compañía DHL y un Tupolev en el que decenas de niños rusos viajaban hacia un intercambio escolar chocaron en el aire. Fue culpa de un controlador aéreo. Había desactivado la aguda alarma del sistema de seguridad porque “saltaba constantemente y era muy desagradable”.

Tremendo.

La catástrofe sí que fue desagradable. El pobre controlador suizo se hundió en una terrible depresión y pocos meses después, la policía encontró su cadáver en su domicilio. ¿Suicidio? Pues no. Mafia rusa. Y es que muchos de los niños que viajaban en ese vuelo procedían de ricas e influentes familias moscovitas que, sencillamente, decidieron zanjar el tema con su propia condena.

Esta historia -vayan ustedes a saber por qué- me hace pensar en el gran Diaz Ferrán.


Aunque él no jodió a los que hubieran actuado de manera tan (rápida y) drástica. Solo jodió al pueblo, al trabajador, al que tan solo se presenta ante una sede con pancartas para intentar que la democracia y la justicia se mantenagan a su lado.

Y me pregunto: al final, ¿quién es el tonto?

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