jueves, 11 de noviembre de 2010

Alfonso Ussía, ese gran hombre (III)


-          “las niñas Aído y Pajín, quienes cantan La Internacional y levantan el puño a pesar de que crecieron en una España libre y aparentemente reconciliada, merecen un somero cachete en el pompis. Porque si escribo que merecen una patada en el culo, me acusarían de maltratador de género. Puñeteras”. 

-          "Imbéciles los que pidieron el uso de las lenguas autonómicas en el Senado, y más imbéciles aún los que tragaron con la petición (...) Lo que ha protagonizado Montilla en el Senado no merece otro calificativo que el de gilipollez compartida". Por supuesto, todo ocurre porque "Zapatero es un inconsistente, un iluminado y un resentido. No le gusta España. No sabe qué es España. También, por tanto, es un ignorante".

-           "Se están afilando los odios y los rencores, y todo viene de esa parcialísima y deleznable Ley de la Memoria Histórica, alentada por un insensato vesánico y provocador. Ese que dicen que nos gobierna (…) ¿Ha leído Zapatero algo de historia de España? La gran incitadora de la Guerra Civil fue la Segunda República, que no aceptó resultados democráticos, que asesinó desde el poder, que permitió la escisión de España, que devastó los derechos de los ciudadanos y estableció un régimen de terror en sus últimos años".

-          "Leire Pajín ha engordado. Está admirablemente culonzuela, respingona, melocotona temprana".

-          "Hay que fundamentar el mariconeo en un espacio cultural. Ya lo escribió el poeta tinerfeño Manuel Verdugo: 'Si el hombre quiere, imperfecto,/ la perfección alcanzar,/ el buen camino es el recto, ¡y por él debe tomar!".

-          “Si los sudafricanos no saben qué hacer con las “vuvuzelas”, que se las metan por el culo.”

Ildefonso María Ciriaco Ussía Muñoz-Seca, hijo de Condes y nieto del dramaturgo Pedro Muñoz Seca. Estudia Derecho, aunque debe interrumpir la carrera porque le llaman para hacer la mili. Vuelve y se matricula en Ciencias de la Información, aunque tampoco termina esa carrera.

Su primer trabajo consiste en un puesto en el departamento de documentación del periódico “Informaciones”, rotativo conservador fundado en 1922, que viró su editorial en una época compleja para, probablemente, convertirse en uno de los grandes precursores de lo que es hoy la prensa escrita española.

Bien, expuestas estas líneas de un modo un tanto grueso, he aquí el típico sujeto burgués amargado por su pasado (no termina ninguna carrera, he oído por ahí que tampoco la mili, con la que tan bien se llena la boca, y termina por buscarle un trabajo papá) por el presente y -no cuesta mucho deducirlo- para el futuro. Un hombre que maquilla su internacional y continuo resentimiento de manera pomposa, gracias a su clase social y estudios, pero que en definitiva, tan solo confirma una simple teoría: la de ser un perdedor de primera categoría.

Y me explico:

Es evidente que el señor Ussía puede sentir la presión derivada de la responsabilidad que conlleva el ser un vástago de pudiente familia... ¡Ah! Pero ahí viene la cruda realidad, y es que sin talento, amigos míos, uno no puede escribir sin ser un escritor mediocre. Sin talento, ¡uno no puede pensar en componer sonetos sin acabar siendo un mal poeta! Sin talento, uno no puede creerse gracioso sin demostrar a la postre ser un payaso patético. Sin talento, creo yo, uno no puede creer despertar emociones en los demás, salvo perfecta indiferencia. Y eso jode. De ahí, probablemente, el perpetuo anhelo por vivir tiempos pasados, al amparo de una pudiente familia, bajo el sólido techo de un buen palacio, en nuestra España, grande y libre.

Sí, España, la mili y las mujeres, parecen representar sus temas predilectos. Esa manera de describir el talante y las formas físicas tan femeninas (os aseguro que un psiquiatra realizaría rápidamente un paralelismo entre la forma de expresar críticas a las mujeres –o según se vea, halagos para señoras mayores– y la frustrada sexualidad de Ussía) no sorprende en demasía cuando uno ya está acostumbrado a leer sus jocosos comentarios. He aquí un pequeño muestrario que, os aseguro, no tiene desperdicio:

-         - “De Juana Chaos anda por Irlanda, al amparo del IRA, y no alcanzo a vislumbrar la diferencia que se establece entre ese hijo de la gran puta y las dos asesinas beneficiadas –sobre todo la Tigresa–, en estos últimos días. ¿Se les busca el mismo destino que a De Juana? No podrán, ni la una ni la otra, por mucha ayuda monetaria que reciban, montar el único negocio que entienden. Un puticlub de carretera. Tanto Idoya como Inés tienen ya más años que la viuda de Sabino Arana.”


"... los documentos gráficos que poseo de manifestaciones batasunas son repugnantes. Tías vociferantes, feas, espesas y con los surcos de la perversidad en sus expresiones homínidas. Un espanto de mujeres, en una palabra. Coños de vitriolo y de cianuro. Morsas.” 

¿Son estos escritos dignos de leerse, capaces de plasmar su sincera y seria repulsión, más allá de asemejarse al insulto fácil y misógino (como habla de etarras, cree Ussía que todo vale y -¡al fin!-  puede escupir lo que le gustaría de verdad en relación a las mujeres)?

Y es que se le ve el plumero desde el planeta más lejano; misógino, rancio, egoísta, ególatra, celoso y, por descontado, aparcado en un tiempo que nunca será. Dios mío qué vergüenza ajena saber que semejantes energúmenos existen en nuestro país, plural, democrático, que apuesta por dar pasos en dirección al continuo progreso y de las leyes coherentes con su pueblo.

Y ya que hablamos de la falta de talento, permítanme terminar este texto precisamente con algo totalmente contrario: con talento. Y mucho:

Éste es un poema escrito por don Joaquín Sabina, en honor a don Alfonso Ussía. Ésto, sí es agudo, ingenioso, genial.



“¿Ramplón? ¿No es esa la autobiografía
de un lameculos a un borbón pegado?
¿ordinario? Su pluma de lenguado,
y cursi, ¿no es sinónimo de Ussía?
¿Pelma oficial?, la caspa de su seda,
¿tópica?, su alitosis perfumada,
¿boba?, su sopa, rancia, su cruzada,
buen gusto,…¿usted?…don Mendo no se hereda
¿Esteti…cualo?…Chatín, más le vale,
antes de sus eructos semanales,
lustrarse los colmillos con lejía.
Deploro que se pudra usted de celos
viéndome derrochar (sírvanse frías)
las gracias que
 no quiso darle el cielo”

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