domingo, 7 de noviembre de 2010

César Vidal, ese gran hombre (II)

Suena a título de novela pelín histórica, pelín pomposa y nada original, quizá incluso suene a una de las suyas. Pero no podría serlo. Incluso en sus más húmedos sueños, no podrá el señor Vidal pertenecer al exclusivo grupo de históricos recordados por la humanidad.

¿Por qué digo esto? Porque llevo mucho leyendo sus columnas en diarios de extrema derecha que no hacen más que verter párrafos soeces sobre política, sin el más mínimo ápice de intención de querer adentrarse en la vida social plural y democrática, que intentan frenar desesperadamente el desarrollo y la progresión de los derechos de todos, esperando inútilmente que vuelvan tiempos pasados. Escribe más exactamente sobre el gobierno actual. O, mejor aún, y todavía más detalladamente, sobre Zapatero. Pues él es su diana favorita. Es normal; cuando uno debe escribir tanto como él y atender a tan diversos compromisos radiofónicos y editoriales, es mejor tener un mensaje medio digerido para, en cualquier  momento, poder vomitarlo con rapidez y facilidad.

Tremendo, el desgaste intelectual que ZP consigue provocar. Calculo por lo bajo decenas de escritores, periodistas, políticos o economistas cabreados que, siempre, días tras día, columna tras columna, dicen exactamente lo mismo, copiándose insistentemente los unos a los otros: “ZP despedaza España”, “ZP negocia con ETA”, o, qué demonios, digámoslo claramente; “ZP es cómplice de ETA”, “ZP adoctrina a los niños con su ley de ciudadanía”, “ZP revienta la sagrada Iglesia”, “ZP asesina a seres vivos con su ley del aborto”, blablablá…

Y ustedes dirán, ¿pero, entre tanta y variada fauna, por qué la tomas con Vidal, si dentro de lo que cabe es el más copión, cierto que el más “abultón”, pero sin duda el más inofensivo y desde luego el menos ingenioso de todos (véanse grandes maestros como Losantos o Ussia)? ¿Por qué con él, quien solo intenta ser merecedor del premio a la mejor marioneta o, si fuera de atrezzo y –su capacidad torácica ciertamente dispuesta a ello– al mejor megáfono? ¿Por qué precisamente él, hombre burlesco que, en tiempos que tan bien describe en sus libros, no llegaría ni a ostentar el puesto de bufón? ¿Por qué él, Césarito el Pobrecito, que tan solo sabe aparentar, enrojecer y sudar?

Les diré por qué; porque los “segundos de a bordo” me dan miedo. Y es que en muchos casos (la Historia lo dice), fueron precisamente ellos los que tomaron posición ante las más defecables proezas históricas. Y ello me aterroriza.

Pongamos ejemplos: Franco Salgado-Araujo, Jefe de la casa Militar del Generalísimo (primo y ayudante de Franco), Tito Flavio Sabino Vespasiano (hijo y ayudante del tan cobarde como emperador Nerón), el comandante Zavala (ayudante del dictador chileno Augusto Pinochet Ugarte), Joseph Biden (vicepresidente de la administración Bush Jr.),…

Una simple lista de “segundones” en la sombra, aunque sanguinarios, celosos y maquiavélicos protagonistas bajo la luz del día. Mi teoría es que Vidal es así; se genera y manifiesta tras los grandes caudillos que (extraordinariamente) le hacen sombra, se hizo un miserable hueco en la Cope en horas nocturnas para repetir lo que Der Führer decía por la mañana (hoy en Libertad Digital, a través de su blog, columnas en “La Razón”, etc…) y mientras tanto, procesa y pone en pie su terrible venganza.

Y eso, precisamente, es lo que me preocupa, aunque admito que me interesa a la par; el mal en su quintaesencia, la ganas de joder al próximo porque uno ni se tolera, el apetito (nunca mejor dicho) de dañar, las ansias de despreciar ante su propia ignorancia, tan solo por el único y malsano placer de escuchar su propia voz a través del micrófono. Ése es el gran hombre que hoy deseo recordar; don César Vidal.

Y qué mejor para hacerlo que rememorando algunos de sus más grandes y elocuentes pensamientos:

“Catalunya se reserva el derecho a anexionarse las partes de España en las que se habla catalán.

“A mí me recuerda leyendo el Estatuto, muchísimo a la Italia de Mussolini, extraordinariamente.”

“A parte de Willy Toledo, otro actor de izquierdas también sufría la misma circunstancia (tener el pene pequeño) y tuvo una trifulca con un director famoso por sacarle en un plano frontal. No digo que eso tenga algo ver con ser de izquierdas…”

“Yo jamás dejaría que Pedro Zerolo se colocara a mis espaldas.”

“Lo que se habla hoy en las vascongadas, el vascuence, es un engendro basado en el batua. Es un idioma tan primitivo que desconoce las universales. Por supuesto se debería poder estudiar al igual que otras lenguas minoritarias, como el cheroqui, el apache o el georgiano”.

“Quizá la ministra de defensa, la señora Chacón, hubiera evitado la muerte de estos soldados españoles (en un carro de combate en Afganistán) si se hubiera dedicado a cambiar los blindados en lugar de preocuparse por el cambio del diseño de los uniformes femeninos”.

¿Se imaginan ustedes a un pobre niño rechoncho maltratado por compañeros en el patio del cole? ¿Se acuerdan del chaval que a todos caía mal en clase? ¿A ese dolido adolescente, continuamente ignorado por las chicas en el instituto? ¿Pueden imaginar el odio condensado y ordenadamente archivado en su mente?

Yo sí. Y, desde luego, ¡menuda venganza se está currando!

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